Me inventé un relato basado en lo que interpreté al leer sobre

Artemisa y al comprender mejor la canción The Archer de Taylor Swift.
Lo relacioné con mi vida de aquel momento.

Escrito y dirigido por Alexia Mercado
Actriz: María Estebaranz

Asistentes de producción: @jorge_gonzalez4 @lili_andthemoon @alondramercad0

ARTEMISA Y EL ARQUERO

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ARTEMISA Y EL ARQUERO *

Escribí sobre Artemisa y el arquero a inicios de año: una combinación entre el mito y la canción.
Figuras opuestas que, en mi idea, se complementan. Ambas llevan un arco como símbolo de fuerza, pero también de tensión: esa que puede hacer caer o perder si no encuentra el momento adecuado para soltar.

Lo asumí como una reflexión sobre las decisiones y acciones necesarias para equilibrar nuestra capacidad de pensar antes de actuar.
A veces, soltar el arco es más poderoso que dispararlo sin control.

Por dentro, el espíritu de Artemisa

habría buscado defenderse,

pero la frágil humana

tiene miedo a la confrontación.

Combate, 

estoy lista para el combate…

Después de una discusión, ella escapa y tropieza con un combate. Aunque quiera huir, al otro lado del camino le esperan montañas y monte sin fin. Tomar ese atajo parece la mejor opción en ese momento, aunque sepa que hacer frente a la tragedia que se estaba desarrollando sería un acto valiente.
Aunque da miedo aventurarse en la hierva, lo hace porque parece ser lo más prudente.

Hizo de las montañas

un refugio para asediar primero a sus demonios.

En su vida solitaria, el arco era su defensa:

algo que armó con sencillas ramas,

dispuesta a cazar,

pero al mismo tiempo temerosa

de acercarse demasiado y fallar.

Las colinas eran una constante contemplación, y los vientos, a veces, un recuerdo de viejos traumas. Irse lejos del conflicto no provocaría que desaparecieran.

La naturaleza llevaba el espíritu que reflejaba su mente: un paisaje solitario con matices de sombra, ramas y, a lo lejos, presas. Un cielo que dejaba ver su calidez y daba asilo a su efímero confort.

Era una figura ermitaña, destacada por una mirada intensa. Se sentía completamente independiente, pero en su soledad también se reflejaba tristeza, navegando con el pensamiento de no ser comprendida.

La constante en este aislamiento era: ¿cómo hacer frente a esas pulsaciones que sentía al amanecer?
Aunque la diosa Artemisa representa todo lo opuesto a lo que esta humana sentía, podría ser una guía de fortaleza. Recordaba que incluso Artemisa era frágil cuando se enfrentaba a la soledad.

Para esta humana había una oportunidad, pero debía escoger entre seguir huyendo o redimirse y prepararse para el combate que evitó al principio.

Aceptar esto implicaba que el duelo y la contemplación eran esenciales para la preparación, porque se requiere maestría.

Así pues, la humana que deseaba encontrar su lugar en el mundo —aunque siempre acompañada de la inseguridad— hizo que esta lucha floreciera hacia su redención.

Es fácil ser cruel y marcharse; más difícil es quedarse y pelear.
El coraje, a veces, viene lleno de miedo, y es ese miedo el que da fuerza a los combates para destruir a los deseos impostores.